Cuidados del perro - Vacunas y Desparasitación

Los cachorros deben vacunarse contra ciertas enfermedades que son muy contagiosas, y a menudo de difícil curación, resultando en muchos casos mortales.

Las vacunas se empiezan a administrar con seis semanas de vida, y se distribuyen en tandas cada 2-3 semanas, según los casos. La última se pone cuando ha cumplido los tres meses de edad (excepto la antirrábica, que se pone más tarde). Entre tanto, por no poder asegurar la eficacia total de dichas vacunas (el sistema inmune del cachorro aun no es totalmente activo), debe permanecer en lugar seco y cálido, separado de otros perros cuyo estado sanitario no conozcamos. Se debe prestar atención a cualquier señal de enfermedad, por leve que parezca (vómitos, diarreas, malestar, inapetencia, decaimiento….), pues la evolución de una enfermedad en un cachorro es cuestión de horas.

Las vacunas protegen a nuestro perro aproximadamente durante un año, por lo que debe revacunarse anualmente para garantizar sus defensas frente a las enfermedades.

Desparasitaciones:

El cachorro puede traer de su lugar de origen diversos parásitos, tanto internos como externos.

Los parásitos externos más frecuentes son las pulgas, pequeños insectos marrones que se deslizan por debajo del pelo y pican en numerosas ocasiones provocando intensos picores y dermatitis, a veces con aparición de heridas que se infectan y calvas. Se localizan sobre todo en la zona del lomo. A veces solo vemos los restos, unos granitos negros que al ser humedecidos con agua, la tiñen de rojo (es sangre digerida). Las pulgas además transmiten a menudo un parásito intestinal (tenia). Pueden picar a las personas, sobre todo niños.

Las garrapatas son como arañas de tamaño variable (según especie y momento de su ciclo de vida), generalmente marrones (a veces amarillas o grises), que se fijan a la piel del perro para chupar sangre, lo que facilita su localización. Se colocan principalmente en la cabeza, cuello, pecho y axilas. Pueden transmitir otros parásitos que producen serias enfermedades en el perro (fiebre de garrapata).

Ocasionalmente pueden picar a las personas. Hay que matarlas antes de eliminarlas (echándoles alcohol de 96º, por ejemplo) y retirarlas cuidadosamente con unas pinzas para evitar que se rompan y dejen restos en la piel del perro. Nunca pisarlas o tirarlas al suelo, pues contienen huevos que pueden eclosionar y dar lugar a decenas de nuevas garrapatas. Ocasionalmente nuestro cachorro puede tener otros parásitos externos menos frecuentes, como piojos, ácaros o tiña (un hongo). Se controlan con productos específicos, siempre bajo supervisión veterinaria.

Para eliminar estos parásitos, y prevenir su llegada, hay que aplicar productos específicos al cachorro, adaptados a su peso y edad, y mantenerlos en las pautas adecuadas (generalmente mensual) durante toda la vida del animal.

Los collares para pulgas tienen una eficacia nula (hace tiempo que han generado resistencias en estos insectos), y los producto para baños son a menudo agresivos con la piel, son fácilmente tóxicos, y tienen una baja permanencia en el perro, por lo que hay que repetir dichos baños con frecuencia. Existen en la actualidad productos de elevada eficacia, seguridad y cómoda administración adaptados a cada caso. DEBEN APLICARSE CON REGULARIDAD PARA UNA MÁXIMA EFICACIA, DURANTE TODA LA VIDA DEL PERRO.

Entre los parásitos internos, destacan las lombrices intestinales y las tenias. Son gusanos de distintas especies que se encuentran en el intestino del cachorro, provocando desde ligeras molestias hasta graves gastroenteritis que pueden producir la muerte. Se detectan mediante análisis de heces (que no se vean en éstas no significa que no los tenga), y se eliminan con productos específicos, que deberán REPETIRSE DE MODO REGULAR a lo largo de toda la vida del perro (idealmente, CADA TRES MESES) para prevenir posibles reinfestaciones.

También puede portar otros parásitos internos, como coccidios o giardias (microscópicos, se ven también en el análisis de heces), muy frecuentes en cachorros que provienen de criaderos, perreras, tiendas y refugios. Suelen provocar diarreas moderadas e intermitentes que terminan dando mal aspecto general y retraso en el crecimiento. Se eliminan con facilidad con un solo tratamiento.

Es una información cedida por Irene Pérez - Clinica Veterinaria Pisueña

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